martes, junio 30, 2015

Queridinho Porto 3


Adoro Oporto por muchas razones. La fundamental porque me siento como en casa. Después, porque es una de las pocas ciudades del mundo que se mantiene a salvo de la globalización y que se mantiene auténtica. Es uno de esos lugares con gran personalidad que, por desgracia, corren peligro de desaparecer. 

Si hay un punto de Oporto donde la autenticidad se hace palpable es el Mercado do Bolhao. Es una visita obligada para mí; perderme entre los puestos, las mercancías y las voces de las vendedoras que, al grito de "meniiiiina senhoooooora", llaman la atención del comprador, me encanta. A la vendedora de grelos siempre le dedico unos minutos. Es una mujer de las de antes, de las que ahora no existen, fuertes, curtidas, con personalidad, que no se acobardan por nada. A su edad aún sigue al pie del cañón aunque, como me contó uno de sus nietos la última vez que la visité, ya sólo trabaja de lunes a viernes. Querida Senhora, tiene mi eterno respeto y mi eterna admiración.